¿SOY UN EMOTIONAL EATER?

Comer de acuerdo a nuestras emociones significa usar la comida para objetivos diferentes del nutrirse. Usualmente lo hacemos para lidiar con sentimientos difíciles.
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Comer de acuerdo a nuestras emociones significa usar la comida para objetivos diferentes del nutrirse. Usualmente lo hacemos para lidiar con sentimientos difíciles. Es normal que alguna vez hayamos pasado por esto. Sin embargo, cuando se vuelve un hábito o lo hacemos a diario es cuando se considera anormal. A muchos de nosotros, pensamientos así nos vienen a la mente:

¨Me siento mal, por lo que necesito un dulce. 

¨El estrés me genera ansiedad por comer chuches

¨Mi día ha sido terrible, creo que merezco comer esto

Los comedores emocionales se caracterizan por buscar alivio en la comida.  Comen desde una posición de alivio con el fin de paliar o disminuir pensamientos recurrentes y aberrantes que les genera ansiedad, angustia, tristeza. Hay otro grupo de individuos que comen por simple aburrimiento. Y aunque en la mayoría de las ocasiones, se trata de mejorar emociones negativas, también puede ocurrir que emociones gratificantes o celebraciones lo relacionamos también con el acto de comer. 

Algo también fundamental a la hora de distinguir estos episodios, es que en la mayoría de las ocasiones se acompañan con pérdida de control en las porciones de alimentos que han decidido comer, y una posterior sensación de frustración o sentimiento de culpa.  

El comer emocional actúa como un mecanismo circular en que la obtención de alivio inmediato es la respuesta que damos a nuestro malestar, respuesta insuficiente que, de nuevo, genera malestar, y continúa el atracón. 

Siempre doy como ejemplo la metáfora de que tu mente es como un salón de niños de 3 años, donde cada niño representa una emoción, una angustia o pensamiento, y que todos brincan y gritan al mismo tiempo, por lo que viene la necesidad inminente de callarlos o acostarlos a dormir, efecto que se obtiene comiendo ciertos alimentos. Efectivamente se quedarán quietos los pensamientos un rato, porque la comida produce liberación de neurotransmisores del placer en nuestro cerebro, pero al cabo de unos minutos, los niños o tus pensamientos se levantarán nuevamente y habrá un nuevo compañero que puede ser frustración o remordimiento de conciencia. Entonces comenzará nuevamente el ciclo, y te repetirás: ¨Si ya me comían trozo, entonces déjame seguir comiendo¨.  ¿Te identificas con esto?.

Ahora bien, la pregunta que muchos nos hacemos ¿esto tiene solución?, ¿hay alguna manera de controlar este comportamiento? Sí la hay, sin embargo, no es algo que resolveremos de la noche a la mañana. 

Podemos arrancar haciendonos las siguientes preguntas cuando sientas la necesidad de buscar alivio en la comida: 

¿Me voy a sentir feliz conmigo después de comer esto?.

¿Realmente tengo hambre o simplemente estoy aburrid@ o buscando alivio en algo?.

¿Esto es parte de lo que tenía planeado para comer el día de hoy?.

¿Me ayudará distraerme o manejar este instante con alguna otra estrategia para resistir esta tentación? 

Si consideras que es necesario comerte ese alimento que tanto anhelas, proponte entonces disfrutarlo con una porción controlada.

Comer no es hacer terapia; no debemos utilizar la comida como estrategia de afrontamiento.

 

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