RESOLUCIONES versus INTENCIONES

¡Ya es casi el año nuevo! Parece que fue ayer cuando nos propusimos alcanzar nuevas metas y hacer cambios positivos en nuestras vidas.

Pero, aunque hacemos todo lo posible por mantenernos centrados, los propósitos no suelen salir como nos gustaría. A finales de enero perdemos el impulso, y luego nos sentimos culpables y avergonzados por haber abandonado nuestros deseos.

¿Cuál es el problema? Los propósitos son demasiado específicos. Funcionan para objetivos a corto plazo, como salir a correr hoy, pero no tienen la fuerza de sustentación que realmente se necesita para mantener la motivación durante todo el año. Los propósitos también tienden a centrarse en arreglar defectos en lugar de abordar algo más profundo. Piénsalo, el propósito de perder peso implica que actualmente tienes sobrepeso, el propósito de conseguir un mejor trabajo te recuerda que actualmente eres miserable en el que tienes, e incluso algo como «viajar más» puede desencadenar la autocrítica por tener una falta de aventura en tu vida actual. No es de extrañar que no funcionen, ¡son recordatorios persistentes de nuestras carencias!

Si los propósitos no le han resultado eficaces en el pasado, es hora de probar un nuevo enfoque:
Establece una intención.

A diferencia de un propósito, que es una promesa que te haces a ti mismo, una intención es una mentalidad. Es menos específica que algo como hacer ejercicio 3 veces a la semana, pero también está más conectada con el núcleo de lo que realmente quieres y, por lo tanto, te deja más abierto a cumplirlo de diversas maneras.

Elige sólo una palabra, crea mini objetivos mensuales. Simplifica y enfócate en CÓMO mantener ese propósito, cómo hacer que el sistema funcione para lograrlo. 

Te dejaré algunos ejemplos para que veas las diferencias:

RESOLUCIONES:

Meditar 5 veces a la semana durante 10 minutos cada una

Evitar la comida rápida o ultraprocesada

Volver a conectar con una antiguo hobby o deporte


INTENSIONES:

Desarrollar una mente tranquila

Vivir de forma más saludable

Dedicar más tiempo a la creatividad, juego o actividad.

La diferencia es sutil, pero es suficiente para cambiar el desarrollo de nuestras acciones.

Por usar el primer ejemplo, desarrollar una mente tranquila podría incluir meditar 5 veces a la semana, pero también te deja abierto a todo tipo de posibilidades que contribuyen al mismo efecto, con lo que te aburrirás mucho menos (o dejarás de intentarlo) a medida que avance el año. Desarrollar una mente tranquila podría manifestarse como una clase que tomes, pasar más tiempo en la naturaleza, leer algunos libros, reevaluar tus relaciones, etc. Al no limitarte a un método específico, te abres a un abanico de posibilidades y aumentan las probabilidades de alcanzar finalmente ese objetivo más profundo, a veces de forma sorprendente.

Si consideras que necesitas ayuda en lo que respecta a tu bienestar, alimentación y salud, no dudes en unirte a mi programa, cuya filosofía está aquí reflejada.

¿Ya has pensado en tus nuevas INTENCIONES para el 2022? 

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